Cierto día en que vagaba por el
desierto, encontré una carta en una botella que decía lo siguiente: “Cerca del
Río Bravo, varios kilómetros de la capital. Necesitamos ayuda, yo y otras
cuatro personas. No quedan provisiones y el agua se está terminando a causa de
la sequía. Hay un hombre herido en una pierna. Se lo suplico a quien encuentre
esta carta, tenga la amabilidad de enviar ayuda lo antes posible, el tiempo
corre. Sálvenos, por favor”.
Regresé a mi casa y tire el papel y
la botella al cesto de basura, porque detesto que contaminen los ambientes
naturales.
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