
Adriana aguardaba su turno en las
oficinas de Nisdian, la entidad en la que pediría un seguro de vida para su
esposo. Llegó su turno y la secretaria la saludo y le explicó todos los
detalles legales del servicio que necesitaba contratar. Luego de contestar
acerca de su composición familiar y entradas de dinero, Adriana estaba lista
para firmar los papeles, pero antes pidió disculpas para contestar un llamado
urgente: le informaron que su marido había fallecido.