Inspirado en una leyenda ancestral,
un pueblo devastado por una larga sequía se dirigó a una montaña cuyo nombre
indígena significaba “rocío”. El propósito de las personas era conseguir una
abundante lluvia como la que debía caer cada cien años, según las profecías.
Todos, desde niños hasta ancianos, se congregaron en la cima y el líder de la comunidad pronunció unas palabras de petición. Después de diez minutos de larga espera, el cielo se nubló y los truenos estremecieron a toda la región. De las alturas cayeron miles de billetes de cien dólares.
Todos, desde niños hasta ancianos, se congregaron en la cima y el líder de la comunidad pronunció unas palabras de petición. Después de diez minutos de larga espera, el cielo se nubló y los truenos estremecieron a toda la región. De las alturas cayeron miles de billetes de cien dólares.