sábado, 19 de noviembre de 2016

Aquello tan perturbador

 Pocas personas son merecedoras del título de “adicto a la lectura”, y Roxana era una de ellas. Podía pasar semanas enteras explorando géneros literarios tan diversos como las comedias románticas y los thriller psicológicos. Era una adolescente introvertida, casi sociópata.
 Una tarde de martes, en que ella se encontraba sola, escuchó un ruido extraño que la paralizó. Era un sonido tétrico que no se comparaba con nada que ella recordara. Tuvo el valor para soltar su libro y mirar por la ventana, pero no vio nada. Luego fue al comedor de la casa, donde solo había silencio hasta que el ruido en cuestión dijo presente otra vez y la obligó a gritar. Pensó que en la cocina se sentiría mejor.
 Pero en allí volvió a escuchar eso tan paralizante y no una, sino cinco veces. La joven corrió por toda la casa sin encontrar escapatoria, hasta que dio con una puerta que conducía al jardín de atrás, donde descubrió el origen de aquello tan perturbador: era un pájaro.

domingo, 13 de noviembre de 2016

Charla sin sentido

 Colgada del techo, una lamparita sucia; alrededor, paredes amarillentas; en una silla, un milico amenazante que fuma como una chimenea; en otra, él. Y el policía lo mira.
 “¿Estuviste ahí, sí o no?” le cuestiona. “Hablá o sos boleta”, le advierte. Él permanece serio y callado y solo se anima a mirarlo de vez en cuando, con mucho miedo. “Mirá que tus hermanos están más complicados, eh…” avisa el interrogador.
 Pero después de tanta presión, el milico consigue una respuesta: “Soy sordo, disculpe”, dice él.

jueves, 3 de noviembre de 2016

La preciada fábrica de arpegios

  Ernesto tenía una casa de instrumentos musicales, heredada de su abuelo. Allí vendía con gran variedad y pasaba mañanas y tardes conversando con clientes que le resultaban amigables.
 Entre las guitarras del lugar solamente una no tenía precio, por el hecho de haber pertenecido al fundador del negocio. Era la más codiciada y también la mejor y más antigua de todas.
 Un día llegó un hombre joven, vestido con traje y  solicitó a Ernesto ver aquel objeto invaluable y, aunque este accedió a su pedido, dejó en claro que no se vendía. El comerciante sintió curiosidad y preguntó a la persona el porqué de su interés. Él le contestó: “Yo fabriqué esta guitarra hace exactamente cien años”.