lunes, 20 de noviembre de 2017

Estado cítrico


 Nadie podía explicar cómo el camión de Felipe había volcado y quedado a un costado de la ruta. Al menos la mitad de los limones que transportaba descansaban en el suelo y los pobladores de la zona decidieron ayudar. La gente tranquilizó al camionero que, luego de reflexionar, decidió que lo mejor era ir hasta el teléfono público más cercano, que quedaba a menos de dos kilómetros.
 Con la promesa de las personas de vigilar su vehículo, Felipe llegó a la cabina de emergencias y pidió ayuda para luego volver a pie hasta el sitio del accidente, pero allí ya no había camión, limones ni gente.